Encuentro con Francisco Pereña

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El alma es lo que nosotros entendemos como sujeto del inconsciente. Cuando plantea el videre video,el animal es un videre, no es un videre video. No ve que ve. Ese desdoblamiento es la conciencia (Descartes).

El 25 de septiembre del 2020 Ana Martinez y los asistentes al seminario de Psicopatología y clínica psicoanalítica que ella dirige promovieron un encuentro con  Francisco Pereña y le invitaron a desarrollar dos temas que trató en su libro Cómo pensar la clínica psicoanalítica que fueron: La relación entre el sujeto y el yo y las diferencias en el modo de aparecer la agresividad en el sujeto masculino y el sujeto femenino. Ofrecemos en dos artículos el desarrollo de la conferencia. Agradecemos a Ana Martinez su generosidad al ofrecernos editar el encuentro en nuestra página.

Ana Martínez. Buenas tardes y muchas gracias a todos los asistentes, principalmente a Francisco Pereña por aceptar la invitación a este encuentro en  tiempos tan difíciles e inciertos.

Esta invitación parte de quienes integramos el Seminario de Psicopatología y Clínica psicoanalítica y la propuesta que le hacemos a F. Pereña,  es la de desarrollar algunos temas que ya aborda en su último libro Cómo pensar la clínica del sujeto, a partir de dos preguntas amplias.

Primera pregunta.

Nos ha interesado lo inédito de tu concepción del sujeto y queremos detenernos en  examinar algunos fenómenos, trastornos y dificultades  terapéuticas que nos encontramos en la clínica desde la perspectiva de la relación que cada paciente presenta entre el sujeto y el yo. Todo esto lo planteamos sobre la afirmación, que ya está en tu libro, de que no hay sujeto sin yo ni yo sin sujeto

  1. Pereña: La diferencia entre el sujeto y el yo me la planteé fundamentalmente desde el punto de vista clínico. Después he visto que tiene su enjundia teórica. De entrada era una construcción muy clínica, en relación con lo que yo considero los dos mecanismos fundamentales de defensa y de construcción del yo, la denegación y la disociación.

 Ya planteaba en el libro  la concepción de la conciencia que teníaDescartesy, en contraste,  las dificultades que tuvo Freud por su concepción representacional de ella, en relación a lo que se llamó la conciencia noética o intencional que se funda en la relación biunívoca con el objeto. Y es verdad que esa no es propiamente la concepción cartesiana.

La propuesta inicial de Descartes es que la conciencia es una problematización. La conciencia se da como desdoblamiento o escisión, en la medida en que se pregunta. El sujeto para Descartes es efecto de una inmediatez sensitiva radical. Inmediatez, quiere decir que no está mediada por otra cosa.

Como sabéis, la conciencia, en sí misma es duda, y la duda es problematización. Lo vemos en la clínica, los filósofos se ocupan más de lo abstracto. La problematización tiene que ver con la concepción de Descartes del alma y del cuerpo, con las pasiones. Cuando dice: No ve el ojo, sino el alma, el espíritu, lo que está planteando es que “el que ve no es visto”, el que ve no se corresponde con el sujeto de la representación, es el sujeto del inconsciente.  Pensar para Descartes es sentir que se piensa. Esta es la peculiaridad de Descartes. Es interesante la relación del cogito con el sentir, del pensar con el sentir, algo muy claro de observar por los pedagogos. Ejemplo: un niño aprende cuando siente lo que oye, lo que lee como suyo. Si no lo siente no aprende. Esto, en Descartes es una obviedad.

No es el hecho de pensar, es el hecho de sentir que se piensa. Y eso es lo sentiente, que no se entiende sin el cuerpo (Descartes- Meditación II)

El alma es lo que nosotros entendemos como sujeto del inconsciente. Cuando plantea el videre video,el animal es un videre, no es un videre video. No ve que ve. Ese desdoblamiento es la conciencia (Descartes).

Eso es algo muy primario, inmediato, la inmediatez es su propio desdoblamiento, lo cual unido al cogitocomo sentimiento es lo que yo llamo sujeto del inconsciente, por eso lo vinculo con el sujeto de la pulsión, etc..

No habría inconsciente sin cuerpo. Descartes diría: no hay alma sin cuerpo, a pesar de las tesis habituales acerca del dualismo cartesiano, que es que no exista, pero no es lo más interesante de Descartes. Es como si la concepción freudiana de la pulsión se viera reducida al dualismo pulsional, nos perderíamos lo más interesante de Freud, como he explicado repetidas veces en mis libros. Igual sucede con Descartes. El asunto es que, efectivamente, no hay inconsciente sin cuerpo, porque el inconsciente, en última instancia, es la vida, la vida que no tiene representación, como digo sobre lo que cabe llamar sujeto de la pulsión, la vida alterada, que es la vida no regulada, la vida natural y no natural, a la vez. La vida que es puro empuje, la alteración, lo que hace que un sujeto como tal sujeto esté afectado. Hablamos pues de sujetos de una afectación radical que es sentir una vida que no saben ni cómo se vive, ni qué es esa misma vida, y que no tiene ninguna regulación interna, y, por eso, la llamo alterada, porque alterada viene de alter, “otro”. En última instancia está alterada por la propia presencia del otro en la propia condición de existente.

Esto es  de enorme importancia en la clínica porque los sujetos que cabría decir que no tienen esa alteración esa presencia del otro en lo interno, como “excitación endógena” por decirlo en los términos freudianos tienen importantes dificultades para la elaboración. Si no te cuestionas, no elaboras, los buenos pedagogos también lo saben. Puedes leer muchas cosas, doctrina y doctrina, pero si no preguntas por el otro, si no lo escuchas, no lo incorporas, no elaboras. Si no hay sujeto no hay elaboración. Este es el problema que nos plantean los trastornos del límite.

Está claro entonces la relación que hay entre el tema de la problematización que plantea Descartes y el tema del sujeto de la pulsión, sujeto del inconsciente, etc…

Esa inmediatez del sentir, del desdoblamiento, de la conciencia como sentir, no es el pienso que siento, sino siento que pienso, es lo que constituye la intimidad, y la intimidad es el corazón del duelo. En la medida que hay intimidad, que el otro como sujeto del inconsciente está dentro de uno mismo, uno entiende el mundo como pérdida no como conquista. Y esa es la condición del duelo: no hay intimidad si no hay duelo.

En la clínica encontramos  la enorme dificultad de hacer un duelo, ya sea que haya un yo sin sujeto, sea que hubiera un estado melancólico donde no hay duelo. Si no hay intimidad, no hay duelo, y entonces en  vez de intimidad tendríamos que hablar de  vacío pulsional, no de duelo. Si es un yo ortopédico no hay duelo.

Cuando decimos vacío como que no hay intimidad es porque no hay una determinación sintomática de la que se haga cargo el inconsciente. Estamos ante un rasgo de los trastornos del límite, donde no hay intimidad, no hay otro interno. No hay pérdida. Clínicamente nos lleva a las dependencias físicas. Si el otro no está presente, no existe o, en cualquier caso soy inundado por la angustia de abandono,  el otro ha dejado de existir es únicamente un objeto persecutorio, no tiene existencia real, es un fantasma. Tiene existencia sólo en la medida de estar presente, no hay duelo y la angustia no es angustia de separación sino únicamente de abandono.  Cuando el bebé empieza a ser pensado por la madre, por fuera de los cuidados físicos, empieza a tener una intimidad, aunque no esté ordenada, organizada. Ejemplo freudiano del  fort-dà. Si el niño siente que puede ser amado en la ausencia de la madre, hay capacidad de duelo, y por tanto, de elaboración.

Volvamos a la pregunta. Denegación y Disociación. Freud cuando habla de denegación la toma desde el lado perceptivo (no leyó a Descartes) aunque es cierto que Descartes también lo planteó desde la percepción, pero en  referencia al   desdoblamiento de la conciencia.

El yo se construye desde las defensas matrices: la denegación y la disociación

La conciencia es ver que ves, pero en la vida cotidiana lo que hacemos es ver. La denegación en Descartes viene a coincidir en ese sentido con la idea de Freud. Está bien hablar de la percepción, si ésta la entendemos como Descartes, relacionada con el sentir, con el aparecer de la vida. El mostrarse la vida es sentir, videre video. Quien ve es el alma, el sujeto. (Merleau-Ponty se ocupó del tema con su trabajo con la pintura y el ojo…)

El videre video es ver a la vez lo que hace unidad y lo que hace escisión. Me defiendo del video para ver, me olvido de que siento que veo para ver (denegación)

Me defiendo de la escisión para tener unidad yoica. Freud lo dice: El yo tiene tendencia a la síntesis, si no fuera una tendencia, no necesitaría de defensas. Denegación= defensa matriz normal del yo.

 

Disociación. Como si no hubiera video, es como sidijera, ahora veo esto, ahora veo esto, y ¿usted dónde está?. No tengo unidad subyacente. Si separas el videre del video, puedes verte anegado de angustia pero de una manera confusa que se enlaza con la insensibilidad. Por eso presto atención a la discriminación de los sentimientos, como explico en el libro de Julio Fuente. Cuando le atendí, como sabéis, estaba en la mayor postración melancólica. Trabajamos distinguiendo sentimientos: tristeza, odio, desesperación, desvitalización. En su caso fue muy eficaz, una manera de organizar una intimidad, donde el vacío impedía una intimidad, y la organización de los sentimientos estaba confundida.

Es muy importante la disociación en la clínica, por lo que supone de serias dificultadesconla elaboración. No propongo una distinción automática y total entre denegación y disociación. Pueden aparecer las dos, alguien puede denegar y a la vez, quizás en situaciones más cercanas a lo traumático, disociar. Creo que en términos generales hoy día se tiende a disociar más, por la sencilla razón de lo que Marx llamó el fetichismo de la mercancía, hoy hasta las palabras son mercancías. Se puede decir cualquier cosa, o se pone la radio o la televisión y todos dicen lo mismo, como si no hubiera propiamente locutor, o sujeto.

La disociación es importante desde el punto de vista clínico. Trae dificultades para la elaboración y el trabajo terapéutico. Yo definí el yo ortopédico, propio de los trastornos del límite, como donde la conciencia no tiene desdoblamiento, sólo ve, no hay sujeto, no hay intimidad, no hay sensibilidad, no hay elaboración, no hay inconsciente A esto lo que llamo debilidad psíquica. De la debilidad psíquica hablo en el libro.

Refiero la insensibilidad a la falta de intimidad y la falta de pensamiento, al no tener sensibilidad para pensar al otro, no es que pretendas una asepsia, es lo contrario, es para discriminar lo que sientes ante el otro, sin dejar de verlo. No hay separación sin esa distancia. Se ve en los trastornos del límite, hablas con un ser que funciona en el ámbito exterior, no se puede cuestionar, si no hay desdoblamiento y no se puede cuestionar, no hay sujeto. El trabajo es que se pueda cuestionar. Se me ocurre el ejemplo de un chico al que le tuve que decir que, cuando quería ir a ver a su amigo, le llamara antes de ir, que avisara al otro. No hay articulación de la demanda, no tiene en cuenta al otro y así se hacen invasivos sin darse cuenta.

Lo pulsional no se puede entender sin su estatuto de demanda porque al ser la expresión de una vida alterada, en la cual, el otro está dentro de ti como expropiación de tu propia vida, eso significa que en el corazón de tu vida como sujeto está la demanda al otro y del otro. No podemos hablar de articulación de la demanda si no se puede recibir. Si no se puede recibir la demanda se estanca y se reitera como muerta. Si eso no funciona estás a merced del empuje pulsional. Va a allí, empujado por algo, pero no articula lo que en lo pulsional hay de demanda. Es un trabajo a hacer con los trastornos del límite haya más o menos capacidad pensante, que tengan en cuenta al otro.

Si no existe el otro dentro de mí, no hay alma, estamos ante el yo ortopédico, no se trata de subnormales, y lo compensan con un narcisismo ridículo, valga el ejemplo de esta señora Ayuso , con esa prepotencia ridícula, o, Trump con si no gano las elecciones es que me han engañado…El mundo va por ahí.

Inhibición. En la inhibición no se da ese engreimiento narcisista ridículo de los trastornos del límite. La inhibición es un bloqueo del pensar y el sentir, más que una falta de pensamiento y sentimiento. El problema de la inhibición fóbica es un terreno muy específico, es un ejemplo paradigmático de lo que explico de las defensas en contra del deseo de vivir. Para vivir tienes que no vivir. Punto paradójico de la fobia. Estoy aquí paralizado para vivir como esos animales que se mimetizan con el ambiente. Si no se mueve no vive, es un ejemplo de la defensa contra la vida. Me quedo quieto para poder vivir. La inhibición fóbica es a su vez una defensa contra el canibalismo invasivo.

Pasamos al sujeto sin yo. Es más fácil pensar el yo sin sujeto que el sujeto sin yo. Sería la subjetividad absoluta de Hegel, el vacío. En la Fenomenología del espíritudeclara su odio a la contingencia y a la melancolía. ¡Pues tendrá que irse a otro mundo¡

En Julio sólo hay vacío melancólico. El vacío no es lo mismo que la intimidad. Hay algo que no me he atrevido a decir nunca abiertamente. Creo que cabe entender también lo que abusivamente se llama depresión como una defensa frente a la melancolía.

La melancolía es un estado de angustia que resulta insoportable. La melancolía pura lleva al suicidio directamente, pero es verdad que la depresión puede ser una defensa, una insensibilidad frente a la sensibilidad melancólica del vacío, que lleva a la muerte, una desvitalización para no sentir el vacío melancólico. Y, eso, bueno, me parece que tiene interés.

La desvitalización, la falta de intimidad, la no elaboración, son fenómenos de la sociedad moderna…Este clima, en algunos sujetos, de falta de pensamiento, hablan por hablar, no se piensa. Estos autómatas de la charlatanería si paran se pueden hundir. Se deprimen, y no es que sean trastornos del límite. Se deprimen para defenderse del vacío que les deja ese parar. La extensión de los fenómenos depresivos es inmensa, es una defensa, no digo en el sentido de una defensa activa, sino en el sentido de poner una especie de límite a la infinitud del vacío melancólico. Pone una insensibilidad como tope, como límite externo al vacío melancólico, se desvitalizan para no morir.

Es parecido a lo fóbico que tiene componentes depresivos claros. Ante la dificultad de vivir se desvitalizan para poder vivir.

Cristina Dauden. En los trastornos del límite veo que el otro siempre tiene la culpa de todo, como si las cosas no pasarán por él, no las pudiera pensar….

  1. Pereña. Al no haber otro interior, todo es externo. El sistema de deuda, de deudor acreedor del que habla Nietzsche. Nos encontramos que el único eje que articula un tipo de vínculo es la deuda. Con el otro exterior sólo cabe la deuda. Unos padres dicen al hijo: “Con lo que yo he hecho por ti”. Decir eso, coloca al hijo totalmente fuera, no es alguien a quien haya dado la vida o el amor. Lo coloca desde fuera y exige al hijo que le responda desde fuera, como una deuda.

Es muy habitual en la familia confundir el amor y la deuda, cuando son antagónicos. Es importante aclarar que el que el otro sea exterior no es algo que siempre remita a los trastornos del límite. Hay más manipulación en la neurosis.

Continúa…

 

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